La célebre dialéctica de Hegel desenmascara algunos ladrones de creatividad. El escenario del delito es la gran ceremonia donde se hacen las cosas, al recinto se accede por tres puertas escalonadas. La primera, llamada tesis, se usa para entrar a proponer ideas, una empresa quiere promocionarse y le planteamos que lo haga a través de sus empleados. A la segunda, llamada antítesis, se entra para poner objeciones a la idea anterior, la empresa no quiere que pierdan protagonismo los productos. A la tercera, llamada síntesis, se accede buscando un equilibro entre las dos posturas previas, que sean los empleados quienes promocionen los productos. Más adelante alguien planteará dar voz a los clientes y así, la síntesis, los empleados presentando los productos, se convertirá en la nueva tesis y el camino continuará. Para Hegel; tesis, antítesis y síntesis es el ciclo que genera todas las cosas. El futuro se está cocinando ahora mismo, la receta sigue unos pasos pero los ingredientes y las cantidades son imprevisibles. Miles de personas salen a la calle a plantear un deseo, una tesis, o una protesta, una antítesis, en todo caso alteran el devenir de los acontecimientos. En una película la tesis es que dos personas se enamoran, sus familias, que se odian entre sí, se oponen, esa es la antítesis. El amor de la pareja termina reconciliando a las familias como síntesis. Se besan y en la pantalla sale el The End. Un relato tiene punto final, la vida solo punto y aparte. Tras el The End les toca la lotería y uno de ellos se fuga con el dinero a Bali. El futuro siempre es distinto de lo imaginado y se desvela a posteriori, aunque nuestra participación en el presente es un ingrediente fundamental. En la ceremonia donde se hacen las cosas el pasado es un impulso a través de la experiencia y el futuro a través de la imaginación, pero cuidado, también pueden robarnos. Esto siempre ha sido así, es el modus operandi del pasado, esto será así, el del futuro. Alguien que sentencia que los coches serán voladores, niega otras ideas plausibles. Hay que evitar que el pasado y el futuro acorralen al presente y le roben lo que tiene para darnos, que es absolutamente todo.

La tesis es un pájaro recién salido del huevo, tan bello como frágil ante la adversidad, solo tras fortalecerse en el nido puede sobrevivir al mundo exterior. La antítesis tiene algo de Frankenstein, buenas intenciones pero una fuerza desmesurada. Es la puerta más accesible por lo sencillo que es plantear objeciones, proclive por tanto a que se cuelen por ella elementos incontrolables y peligrosos. Si pretendo explorar el valle que hay tras la montaña la antítesis me dirá; la montaña está repleta de nieve y el frío es intenso. Llevado por la euforia podría haber salido de casa en camiseta y zapatillas para acabar dando la vuelta o muriendo de frío. Gracias a esa objeción me proveo de la ropa necesaria para atravesar la montaña y consigo llegar al valle. La fuerza de la antítesis nos inquieta y somos reticentes a dejarla pasar aunque, en su justa medida, es vital para impulsar las ideas que ya están preparadas para abandonar el espacio seguro del nido. Hay prisa por alcanzar la síntesis, lo quiero para ayer, esa premura puede llevar a tomar alguna tesis con buena pinta y vestirla con un traje diez tallas más grande para que parezca una síntesis. Por otro lado, por lo sencillo de plantear objeciones, podemos quedar atrapados en un bucle cuya única síntesis sea la frustración. Finalmente, aún logrando una gran síntesis, un bonito The End, volverá a sonar el despertador mientras estamos acurrucaditos. El cambio incesante es la condición de la que está vivo pero, para qué engañarnos, a ratos fastidia tanto trajín, se agradece quedarse un rato más donde se consigue estar a gusto.

En definitiva, crear es ir alcanzando síntesis, cuanto más satisfactorias mejor, aunque todas son necesarias. El año pasado me planteé hacer una baraja sobre filosofía y creatividad, llegué a una síntesis insuficiente que se ha convertido en la tesis que ha originado estos artículos. La dialéctica de Hegel es acumulativa, con cada reto crecemos, por eso es importante completar los ciclos, aunque sea esquemáticamente; fortalecer la idea antes de que se encuentre con la antítesis para así lograr una síntesis, aunque sea pequeña. Hay que prestar atención a los ladrones que buscan colarse por las puertas de la ceremonia y robarnos esa posibilidad. Las enseñanzas y experiencias que logramos atesorar se apilan bajo nuestros pies y nos van elevando para acceder cada vez a cotas más altas.

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