Los forofos son los seguidores más apasionados, y responde fácilmente a cualquier estímulo. Su actitud, con frecuencia, es contagiosa. Es bueno cuidar a los forofos, pero evitando que su elocuencia nos ciegue, ya que, normalmente, nuestro público es más amplio y variado. Muchas conversaciones, en redes y prensa, están monopolizadas por los forofos, lo que, en ocasiones, induce a creer que las cosas son de un modo diferente a como se plasman finalmente. Alimentar una posición que nos interesa no conduce siempre a la acción que buscamos. Menos aún, si el agradable eco que sale de la boca de los ya convencidos, eclipsa a todos los que quedan por convencer.