Un viaje tiene tres partes que se pueden desarrollar en cualquier orden:
El punto de partida: Puede que simplemente queramos salir de donde estamos, y por tanto, cualquier destino, a priori, es bueno. El trayecto: A veces es lo mejor del viaje, otras, una molestia necesaria. Si es emocionante, transforma y une a los viajeros. El destino: Con frecuencia es la fuerza motriz que incita a viajar; aunque a veces nos sorprende al llegar; superando, defraudando o transformando las expectativas.
Crear, comunicar, o diseñar productos, son modos de viajar. En función de donde comience realmente el viaje, y donde radique su verdadera fuerza, proporcionará estímulos y recompensas diferentes.