Si el tiempo fuera tan solo un monótono tic-tac que avanza inexorable,  Elvis sería un montón de ceniza enterrado en Memphis. Pero el tiempo es una dimensión, se ensancha cuando sentimos felicidad, se eleva cuando nos invade la euforia, retrocede vertiginosamente con la nostalgia, se acelera sin control con el pánico o la ansiedad,… Por eso, si vamos ahora mismo a Spotify, Youtube, o navegamos en nuestra propia memoria, encontraremos a Elvis vivo. Percibimos y moldeamos el tiempo a través de unas gafas 3D que se llaman emociones. Si algo es capaz de despertar alguna emoción, quiere decir que está vivo.