Se denomina posverdad al hecho de conectar directamente con creencias arraigadas, para alimentar emociones que conducen a determinadas acciones, obviando los hechos razonables. La posverdad solo necesita ser creída para ser cierta y, se ha usado, y se usa, como herramienta para imponer puntos de vista o obtener ventajas particulares. Una referencia extrema, aunque clarificadora, son los principios de la propaganda de Goebbels. De nada vale negar la posverdad, o refutarla racionalmente entre quienes la dan por cierta. Hay que crear un relato alternativo que reinterprete determinadas creencias, o contraponga otras con la misma capacidad de conexión, pero basadas en hechos razonables. Las herramientas del “bien” y del “mal” son las mismas. En nuestra mano queda como usarlas.