Algunos están encantados con la gran notoriedad que ha logrado el anuncio de la Loteria de Navidad; como si eso, en si mismo, fuera un éxito incontestable. Ya se sabe, el clásico «que hablen de mi, aunque sea para bien».

Ser notorio está al alcance de cualquiera; de la notoriedad nos separan cosas como el pudor, la ética, el sentido común,… Si mañana asesinamos a alguien vamos a ser tristemente notorios, sin embargo, salvo algunos enfermos mentales, nadie elige ese camino para destacar.

Lotería de Navidad 2013 Yo soy originario de un pueblo pequeño; podría plantarme este domingo en la plaza principal, ponerme en pelotas e imitar los andares y el cacareo de una gallina. En cuestión de minutos iba a alcanzar una notoriedad descomunal; todo el pueblo hablaría, y haría bromas, sobre ese loco que se creyó una gallina desplumada.

La cuestión es; ¿para qué me serviría la notoriedad lograda haciendo la gallina?. Todo depende de mi objetivo.

– Imaginad que se me habría ocurrido esta alocada idea para sorprender a mi novia y declararle mi amor públicamente. Basta ponerse en el pellejo de la pobre muchacha para sentir la magnitud del desatino; se vería obligada a encerrarse en su casa para escarpar de la crueldad de las burlas.

– Aunque pudiera ser que mi pueblo estuviera gobernado por un alcalde corrupto que se valiera de la cobardía de los vecinos para perpetuar su poder. Es este caso, mi acto excéntrico serviría para dar notoriedad al gran objetivo; denunciar esa cobardía e intentar provocar una reacción.

¿Para qué sirve la notoriedad del anuncio de La Lotería de Navidad?.
Entiendo que Loterías pretende realzar las connotaciones positivas del sorteo asociadas al contexto navideño. Un propósito lógico cuando se busca una respuesta 100% emocional; más vale ciento volando (el gordo) que pájaro en mano (los 20€ que te tienes que rascar el bolsillo).
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=Pn88gMKDs5g[/youtube]Pero el anuncio, aparte de no emocionar, ha dado mucho que pensar; basta ver la infinidad de geniales parodias. Que el público haga suyo y expanda un relato es, a priori, buenísimo para la marca; ¿pero qué relato?. El relato propuesto por Loterías ha descarrilado; la gente le ha dado la vuelta jugando con la forma y con el fondo. Este contraste ha señalado, de manera ostentosa, la desnudez de la propuesta original que ha se ha convertido en una mera premisa cutre a partir de la cuál construir vídeos divertidos.

Probablemente algunas parodias han sido crueles, por suerte parece que a Loterías le va el masoquismo exhibicionista, y celebra como un éxito cada latigazo que recibe.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=zBUHR9dlrtM[/youtube] Solo esta parodia tiene más de 4.000.000 millones de visualizaciones en Youtube, frente a las 469.000 que tiene el vídeo colgado en el canal oficial del Loterías.

Podríamos resumir todo en una pregunta: ¿queremos pertenecer al mundo que nos propone el anuncio de Loterías?. O dicho de otro modo, preferimos el pájaro en mano del billete de 20€ guardadito en nuestro bolsillo, o los ciento que vuelan por el anuncio. Aunque, sinceramente, yo en el anuncio no veo nada que vuele. Al contrario, lo veo todo demasiado pegado a ras de suelo; hundido o semienterrado. Y las parodias solo han puesto a volar la imaginación de sus creadores, ya que sus mensajes solo enfatizan, con humor, la lectura cutre del anuncio original.

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